Bullpen #61. Depende del tema. Depende del domingo
Y además: recuerda que el carisma sigue siendo un arte humano y un libro que te tienes que regalar.
🚀 Para empezar
Sigo dándole vueltas a la película Los domingos, y con el tema en la cabeza me dio por leer sobre el milagro de Fátima. Aparte de que eran tres pastorcillos y que hoy en día mucha gente peregrina a la zona, poco más sabía.
Flipo con la historia. Lo que sucedió frente a lo que nos llega.
Siento lo mismo que cuando se habla de quién inventó el teléfono.
Nos enseñaron que fue Graham Bell, pero hace ya unos años se corrigió ese fallo histórico: el verdadero inventor fue Antonio Meucci. Bell le robó la idea y la patentó, pero seguimos repitiendo que fue Graham Bell. No cambiamos lo que nos enseñaron. O, al menos, nos cuesta mucho cambiar lo que sabemos.
Así que leo que el milagro de Fátima ocurre en 1917. Tres niños pastores —Lucía, de 10 años; Jacinta, de 7; y Francisco, de 9 (ojo a las edades)— afirmaron haber visto a la Virgen María en un descampado cerca de Fátima, un pequeño pueblo agrícola del Portugal más pobre y analfabeto de la época. Eran hijos de campesinos, sin escuela, criados entre rezos, trabajo y superstición. Dijeron que “una señora vestida de blanco” se les apareció varias veces y les confió tres secretos sobre guerras, infiernos y el futuro del mundo.
Para mí la clave es el contexto histórico. Europa seguía en guerra. El miedo, el hambre y las ideas revolucionarias se extendían por todo el continente. En Portugal, la joven República había intentado modernizar el país bajo ideales laicos y anticlericales: expulsó órdenes religiosas, confiscó bienes de la Iglesia y proclamó la separación entre fe y Estado. Fue un intento de mirar hacia adelante… hasta que apareció Fátima.
Años después, António de Oliveira Salazar, economista profundamente católico, vio en aquel relato una oportunidad política. Podía usarlo para atacar lo laico, frenar el comunismo y restaurar una identidad religiosa que justificara su dictadura. El Estado adoptó el mensaje de Fátima como emblema nacional: Portugal como pueblo “elegido” frente a los peligros modernos. La fe se convirtió en escudo político.
Pero el mito no nació del poder, sino del asombro colectivo. El 13 de octubre de 1917, unas 50.000 personas se reunieron en el lugar de las apariciones, esperando una señal anunciada por los niños. Y algo ocurrió: el sol, según los testigos, pareció girar, temblar, acercarse a la tierra y cambiar de color. Muchos cayeron de rodillas, otros lloraban, y los periódicos de la época —incluso los anticlericales— hablaron de “un prodigio”.
La ciencia, por su parte, habló de ilusiones ópticas provocadas por mirar directamente al sol, de fenómenos meteorológicos o de sugestión colectiva. Nadie lo grabó, nadie lo midió, pero todos creyeron haberlo visto.
(Pienso en el capítulo de Ricky Martin y la mermelada, donde millones de españoles juraron haber visto algo que nunca sucedió).
Francisco y Jacinta murieron poco después, víctimas de la gripe española; Lucía se hizo monja y vivió hasta 2005, siempre fiel a la historia que cambió su vida. Más de un siglo después, miles de peregrinos siguen viajando cada año a Fátima, convencidos de que allí ocurrió algo divino.
Recuerda: tres niños afirmaron haber visto a una señora de blanco, y más de cien años después miles de personas siguen yendo. No lo pensamos, no lo cambiamos, no lo dudamos. Si todos van, es que algo hay. O al menos —nos decimos— nada malo pasa por ir. Y sin embargo, si lo miramos sin el brillo de lo sagrado, todo nació de un relato infantil sobre algo visto en el cielo.
Si hoy unos menores contaran lo mismo, probablemente hablaríamos de sugestión o imaginación. Pero como entonces lo envolvimos en religión, lo seguimos llamando “milagro”.
Hay veces en que dejamos que los niños decidan —como entonces—, y otras en las que creemos que no entienden nada.
Depende del tema. Depende del domingo.
Libros 📚
Estas navidades regálate “El barco de Teseo” de J.J. Abrams & Doug Dorst. Es un libro dentro de un libro. Un experimento que hay que tener en la estantería.
Hay libros que se leen, y luego está El barco de Teseo, que se vive. Concebido por J.J. Abrams —creador de Perdidos y responsable de revivir Star Wars— junto al escritor Doug Dorst, este no es un libro al uso: es una especie de artefacto narrativo que celebra lo físico, lo misterioso y lo imposible de digitalizar (esa es la clave para que te lo compres)
Al abrirlo, no solo lees una novela, sino que te encuentras cartas, postales, notas en los márgenes, mapas dibujados en servilletas… todo dispuesto como si hubieras encontrado un ejemplar abandonado en una biblioteca y dos desconocidos se estuvieran comunicando entre las páginas. Es una historia dentro de otra historia, y dentro de esa otra, una más.
Es diferente —raro, incluso—, pero fascinante. Merece la pena tenerlo, aunque solo sea por su diseño y por la experiencia de hojearlo. Abrams quería que fuera “intencionalmente tangible”, y lo consiguió: El barco de Teseo es una carta de amor al papel y a los lectores que todavía disfrutan tocando, oliendo y explorando un libro.
No es una lectura rápida; es un juego, un misterio y un homenaje al propio acto de leer. Si te gustan los objetos que parecen venir de otro mundo o las historias que se despliegan como un rompecabezas, este libro te va a atrapar.
De qué va? Un hombre sin memoria viaja en un barco fantasma mientras, entre sus páginas, dos lectores se comunican con notas al margen intentando resolver un misterio literario. Una novela dentro de otra, sobre la identidad, el amor y el poder de los libros.
Me llamo la atención ‼️
The New York Times Magazine dedica su última portada al político neoyorquino Zohra Mamdani, favorito a la alcaldía. El fotógrafo Pari Dukovic transforma un retrato urbano en una declaración de poder: ángulo bajo, color intenso y una energía que agranda al personaje frente a la ciudad.
El making of muestra a Dukovic tirado en el suelo, buscando el punto exacto de luz y mirada. En una era de imágenes generadas por IA, recuerda que el carisma —y la política— siguen siendo un arte profundamente humano.
Y hasta aquí Bullpen #61. Quedan 4 boletines para cumplir la promesa que hice en Enero. Vuelvo antes de 7 días.
Mientras seguiré poniendo noticias curiosas diariamente en Instagram, y si quieres comentarme algo te espero en el canal de Telegram.
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